domingo, mayo 28, 2006

Beata R. M. Maria Rafols

Fundadora del Instiuto de HH. de la Caridad de Santa Ana y Heroína de los Sitios de Zaragoza

Nacida en Villafranca del Panadés, 5 noviembre 1781; fundó en 1804 con otras once compañeras, bajo la dirección del presbitero don Juan Bonal, en el Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, de Zaragoza, la congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, siendo su primera Superiora. En los Sitios de Zaragoza fueron tan grandes los servicios de la Caridad heróica que prestó a la ciudad, que la Patria, agradecida, la proclamó su Heroína. Sufrió con paciencia, humildad y resignación admirables, la cárcel y el destierro, y acrisolada con penosa enfermedad en la que dió ejemplos de todas las virtudes, bendecida por todos, murió con la muerte de los justos el 30 de agosto de 1853.

Romae, die 22-II-1952 - Nihil obstat S. Natucci, Fidei Promotor Gen.

sábado, mayo 27, 2006

Santuario del Castañar - Fiesta y Romería

Entre las fiestas importantes y tradicionales hemos de citar la "Romería" del pueblo de la Garganta, que - con el Ayuntamiento al frente - viene cada año en la segunda fiesta de Pentecostés para dar gracias a la Virgen, aparecida a unos paisanos suyos. Llegados al Santuario, se celebra una misa solemne en la que nunca faltan unas palabras para cantar las excelencias de la Madre. Terminada la misa, se reunen todos los romeros bajo los castaños para hacer una comida de hermandad, después de la cual se organiza un alegre baile regional y unas vistosas carreras de caballos. De regreso, al estar en la cumbre de la montaña, desde la que divisan el pueblo ya, el Ayuntamiento paga a todos una merienda-cena.
El pueblo de Béjar celebra dos novenas a la Virgen: La de la "Aparición", en Marzo, que concluye el día 25 con el cambio de Varas de los Abades; y la más viva, solemne y emotiva que concluye con la fiesta de la Virgen - el 8 de Septiembre - y que es una demostración del cariño y de la devoción que los hijos de Béjar y su Comarca tienen a su Madre y Patrona.
En la tarde de la fiesta es tradicional la corrida de toros en la plaza más antigua de España, construida al lado y en honor de la Virgen.

El Santuario de Nuestra Señora del Castañar por dentro

Cualquiera que visite el Santuario va a llevarse una agradable sorpresa, al descubrir en él un bonito y cuidado retablo barroco, obra de la escuela salmantina e inspirado en Churriguera, de la primera mitad de 1700. De la misma época y autor son los dos altares laterales. La talla del Crucificado que preside uno de ellos, es obra del hermano Domingo y fue retocada en 1720 por Ventura de Lirios.
Una de las cosas que pasan más desapercibidas por los visitantes - pero de verdadero mérito - es el herraje del balcón del Camarín que mira al atrio y que en muchas ocasiones ha servido de púlpito. Se debe al maestro cerrajero Nicolás Vidal y es de 1775.
En medio del retablo, la Imagen de la Virgen. Se ignora cuándo fue labrada. Lo cierto es que - con el tiempo - se fue ennegreciendo su faz y en 1806 el Visitador Eclesiástico de Plasencia, manda que sean retocadas su cara y sus manos. Está vestida con finos y ricos mantos.
Por lo que a pinturas se refiere llama la atención la cúpula del altar mayor, las pechinas que la sostienen y el arco frontal. Todos llevan unos motivos pictóricos marianos muy expresivos. Los Duques de Béjar habían traído pintores italianos para decorar sus palacios y esos mismos fueron los encargados de adornar el Santuario. Ignoramos si esas pinturas se deben a los hermanos Dumont o a Ventura de Lirios.
Lo que si está claro es que el verdadero valor pictórico hay que buscarlo en el Camarín de la Virgen, donde los hermanos Dumont - en el verano de 1895 - colocaron unos lienzos logradísimos, en los que representan ocho mujeres célebres de la Biblia. Allí se encuentran también, traídas de Italia, cuatro bonitas láminas de algún discipulo de Juan de Juanes.

viernes, mayo 26, 2006

El Santuario de Nuestra Señora del Castañar

Como en otros lugares, también aqui la fe haría nacer, al abrigo de los castaños, un santuario mariano cuya imagen, encontrada milagrosamente, sería venerada en todos los pueblos de la comarca.
Lo que al principio no era más que una sencilla Ermita se ha ido convirtiendo a lo largo de cinco siglos en una magnifica Iglesia, gracias a la mucha devoción que Béjar y sus pueblos comarcanos han demostrado siempre hacía su Patrona, y a la generosidad de personas ilustres.
Hoy día, el Castañar es un lugar de peregrinación de bastante interés para los turistas. El que va a Béjar y no sube al Castañar es como el que va a Toledo y no visita el Alcázar.
Es muy difícil, desde luego, hacer historia de una cosa sin poseer documentos directos. Unas veces hay peligro de exagerar y, otras, de decir menos de la cuenta. Así es nuestro caso. Pero lo que no podemos ignorar es la realidad que tenemos a la vista. El Santuario está ahí hablándonos de su pasado más o menos glorioso.
De la primitiva Ermita se ha pasado al actual templo a través de ampliaciones y de reconstrucciones a fin de hacerlo más capaz, más digno. Todo ello exigido por el paso del tiempo, por el mayor número de fieles que acuden cada día, por los nuevos movimientos litúrgicos.
El edificio es antiguo, pero elegante. Y dentro de él puede destacarse el retablo del siglo XVII; la cúpula, con escenas que representan distintos misterios de la vida de la Virgen; y, sobre todo, el Camarín, de finales del mismo siglo, bien adornado con pinturas, reproducciones de las mujeres más famosas del Antiguo Testamento, obra del fancés Dumont; tallas de los cuatro evangelistas y cautro láminas de cobre de un discípulo de Juan de Juanes, traidas de Italia por el Duque de Béjar. Sobre las puertas principales, escudos que nos recuerdan a los grandes personajes bienhechores del Santuario.
A muy pocos metros está la Plaza de Toros más antigua de España, que se conserva en buenas condiciones, de manera que, cada año y con motivo de la fiesta, se suelen hacer algunas corridas de toros, lo cual contribuye a dar al ambiente un colorido más chillón.
Durante toda la novena de la Virgen, el pueblo de Béjar en masa honra y se prepara para la gran fiesta que se celebra el 8 de Septiembre. Ese mismo día del año 1946 fue coronada solemnemente la Virgen del Castañar por el obispo placentino, Dr. D. Juan Pedro Zarranz y Pueyo. Se conmemoraba entonces el V centenario de su aparición.
Por mucho tiempo el encargo del culto fue un simple ermitaño y, según los documentos que han llegado hasta nosotros, los primeros ermitaños fueron los dos esposos a los cuales la Virgen honró con su visión.
Más tarde, estuvieron aqui los hijos de San Francisco de Asís; pero desde 1946, es una comunidad de Padres Teatinos la que cuida de este menester, desarrollando a la vez una importante labor en el campo de las vocaciones con la puesta en funcionamiento de un nuevo edificio destinado a Seminario. Forman los aspirantes Teatinos una escogida escolanía, que da esplendor al culto litúrgico.
De este nuevo edificio cabe destacar la fachada principal, no por su valor artístico, sino por su elegancia moderna. Una alta torre da al conjunto la impresión de grandiosidad, y es punto de referencia para los que van acercándose a la ciudad de los paños.
Para terminar, nada mejor que los versos del poeta Gabriel y Galán:

¡Ved la verde maravilla
de belleza y de frescura
que puso Dios a la orilla
del desierto de Castilla
y el erial de Extremadura!

Es el arpa soberana
donde vibran los rumores
de la ciudad bejarana,
que es una hermosa artesana
rica en virtudes y amores.

Templo en que naturaleza,
puso grandiosa belleza,
tan llena de majestad...
desde tu espléndida alteza
mira la hermosa Ciudad.

Si hacer su epopeya quieres,
escoge en salmos austeros
plegarias de sus mujeres,
rumores de sus talleres
y cantos de sus obreros.

Bejarano edén ameno:
¿qué es lo que no podrás dar,
si, para hacerte más bueno,
puso el Señor en tu seno,
la Virgen del Castañar?

Y almas y cuerpos al par,
en salud podrán cantar
este su más dulce anhelo:
"¡De Béjar al Castañar,
y del Castañar al Cielo!"

(Fragmento)

Breve Historia del Santuario del Castañar

A 72 kilómetros de Salamanca, y muy cerca de la provincia de Cáceres, se encuentra Béjar, una importante ciudad industrial por sus fábricas de tejidos. A finales de la primera mitad del siglo XV se declaró una terrible peste, que se extendió también a los pueblos de la Comarca. No había ningún remedio eficaz contra ella y la gente moría cada día en mayor número. El único consuelo de aquellos habitantes era pedir a Dios, con la esperanza de ser escuchados, que los librara de aquel mal. De aquel entonces data la tradicional aparición de la milagrosa imagen de la Virgen del Castañar, según los manuscritos que tenía el Sr D. Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del Excelentísimo Sr. Duque de Béjar D. Francisco, y que recogió el Sr. D. Diego de Silva, el año 1671.

"Apacentando ganado en los montes de Béjar, Joaquín López, hijo de Juan, pastor, naturales de La Garganta, de dicha Jurisdicción, hombre de cándido corazón y de loables costumbres, en compañía de Isabel Sánchez, su mujer, de igual virtud, pedían todos los días a Dios que levantase el azote de la peste que llobraban los pueblos. Llegaron a notar que cuando traían o llevaban su ganado hacía la cumbre del Monte, se encaminaba velozmente a recogerse bajo el recinto de un castaño grande y copudo. Como esto lo notasen muchas veces, acudieron devotos por medio de la oración a María Santísima, de quien lo eran en extremo desde la niñez, suplicándola se dignase manifestarlos si había en esto algún oculto misterio.
"Soño Joaquín una noche que veía aquel castaño verde y con fruto y en él una imagen de Nuestra Señora con un niño en brazos y que le decía: Que la buscase y cesaría, mediante su protección, la peste que padecía el pueblo y su comarca. Despertó Joaquín y encaminóse presuroso hacia su casa, con ánimo de dar cuenta al Bachiller don Juan Suárez, que tenía a cargo de gobernar su espíritu, como Cura que era del lugar de La Redondilla, Beños y La Garganta. Encontró antes de llegar al lugar a Isabel, su mujer, que íba buscando a Joaquín; y cuando éste no lo esperaba, le dió noticia de un semjante sueño que ella había tenido. Lloraron los dos buenos consortes, con el ansia de que la Virgen lo aclarase y cesase la peste. Fueron a comunicar con el Cura su confesor, el que no los atendió, despreciándolos como a simples y embusteros. Salieron los dos consortes muy afligidos y se encaminaron al Monte, sin cuidar de susustento: buscaron una abrigada donde meterse, para librarse de la lluvia, nieve y viento del día, que era cruelísimo, y lo pasaron en santa conversación y oración. Otro día, estando dormidos, despertaron al eco de una voz, dulce y suave, que decía: Buscadme, buscadme, buscadme.
"Andaban tristes y atemorizados, porque ya a uno, ya a otro se les presentaban estas cosas, sin saber qué hacerse. Ya vinieron a la Villa, y llorando se fueron a la casa del digno y honrado varón D. Pedro Yáñez de Somoza, presbítero, teniente de Juez eclesiástico, y le contaron lo que les sucedía... El compadecido de ellos, los consoló, y como sabio, procuró saber con extensión las circunstancias del caso, junto con la vida y costumbre de sus consortes.
"Cuando volvieron a él, como se lo había prevenido, les mandó después de confesarlos, que hiciesen una novena a la Virgen en su Iglesia de San Juan, a la que les acompañaba él mismo, rogando con el mayor fervor, que se descubriese lo que deseaban y cesase la peste; principiándola el día 16 de Marzo y continuaron en ella con mucha devoción y no dejaban los dos consortes de registrar el Monte. El día último por la noche, no habiéndose descubierto señal alguna, salió Joaquín de la Iglesia de San Juan para ir a su posada, que era la Colegiata de Nuestra Señora de las Huertas, extramuros de la Villa, y estando mirando hacia el Monte y sitio donde su ganado se acogía, vió una luz o fuego, que alumbraba notablemente el campo y conmovía a su corazón. Con esta visión, sin detenerle la aspereza del Monte, ni lo largo del camino, ni el temporal cruel que hacia, subió con prisa encominándose hacia aquel sitio. Llegó guiado de la luz, y ésta estaba sobre aquel castaño donde su ganado se acogía, y le pareció que el castaño estaba verde y con fruto. Admirado, no sabía qué hacerse; pero a poco rato tuvo fin el prodigio y se quedó en una grande oscuridad. Desconsolado Joaquín, hizo intención de pasar allí la noche, sin darle miedo de nada, aunque era sitio medroso por los lobos. Después de su acostumbrada oración antes de dormir, se recogió en una abrigada del hueco de un castaño, y apenas había reconsiliado el sueño, despertó a la dulce voz de: búscame, que otras veces había oido; se levantó y vió realmente lo que había soñado, pues desde el castaño, rodeada de luces y resplandores, le habló la Virgen, diciéndole: "que al píe del castaño estaba una cueva, donde estaba oculta una imagen suya, que diese noticia para que la sacasen. Que la labrasen casa donde fuese venerado; que cesaría la peste; sería protectora de todo el país que estaba infectado; y otras muchas promesas que hizo al buen Joaquín por la sinceridad de su fe esta Soberana Madre, y desapareció". Joaquín volvió en sí del desmayo que le sobrecogió, con las dulzuras de la Virgen y, llorando de gozo, aguardaba con ansias que amaneciese, y reparando que el castaño permanecía verde y con fruto, vino todo alborazado a dar cuenta a la Villa, para que le acompañasen a cavar al pie del castaño; pero contando el suceso, unos no lo creían, otros se reían de él y le menospreciaban. Joaquín se fue a tratar con el referido D. Pedro Yáñez, a tiempo de que no estaba en casa por haber salido aquella mañana fuera del pueblo. Se fue a la Justicia ordinaria, que administraba Fernando de Oviedo, que igualmente no quiso creer a Joaquín, y juzgando embruste lo que afirmaba del castaño, le mandó traer un ramo verde. Volvió por él y trajo un brazado de ramas con candela, erizos y fruto sazonado.
"A la vista del prodigio, creyeron luego y alborotada la Villa, se encaminó mucha gente de ambos sexos al Monte. Principiaron a cavar donde señoló Joaquín, hasta que descubrieron el tesoro que buscaban, metido en un cajón de tablas, y habiendo dado gracias a Dios, como suplicó Joaquín a todos, se recibió información por dicho Juez, ante Alonso Gil y Juan Gómez, escribanos, el mismo día, que fue el 25 de marzo del año 1446. A las doce del día siguiente se recibió información por el referido Somoza, que ya estaba en el pueblo, ante Alonso Gil y Alvaro de Cuéllar, notario aún en el día quedó la Imagen en el Monte, y al siguiente, que fue el 27, la trajero en procesión solemne a la Iglesia de San Juan. Cortaban ramos del castaño verde todos, con los cuales sanaban los apestados, y extendida la noticia, le vinieron a dejar en poco tiempo sin tronco ni raices, y algunos guardaron mucho de él para reliquia. Joachqín y su mujer, Isabel, dispusieron de su hacienda para fabricar una Capilla, la que con limosnas del Llmo. Obispo y de la Villa, se concluyó con bastante magificencia en Septiembre, y el día 8 de este mes se celebró Misa y se colocó la Imagen, haciendo unas plausibles fiestas, a las que concurrió mucha gente de toda la comarca ofreciendo los que se habían librado de la peste muchas limosnas.
"Los dos pastores vivieron siendo guardas de Nuestra Señora, y acabaron santamente su vida: Joaquín el año 1480, y ella el de 1483. Yacen sepultado en la Iglesia de San Juan".

Ver también:
Santuario de Castañar

lunes, mayo 15, 2006

Tercer Mandamiento: Santificarás las fiestas

Qué sublime modelo es el que se nos propone! El mismo Dios, criando el mundo en seis días y descansando el séptimo, es El que nos dice: "Oh, hombre, hijo mio, trabaja durante seis días, como tu Padre celestial, y como él descansa en el séptimo! Los seis días laborables son la imagen de tu vida, el día séptimo es imagen de tu eternidad; aquí la pena, allá el descanso; acá el padecer de un momento, allá el reposo sin fin.
El hecho histórico que transcribimos nos manifestará la excelencia y santidad de este precepto:
Durante la permanecia de los israelitas en el desierto, un hombre fué sorprendido recogiendo leña en día de fiesta, y conducido a presencia de Moisés y Aarón; dudando éstos lo que debían hacer con el reo, ordenaron se le encerrara; pero el Señor dijo a Moisés: "Hazle morir al instante, y que el pueblo le apedree"; lo que se hizo, para complir la orden del Señor.
Si Dios, cuya bondad es infinita como su justicia, es el que ordena un castigo semejante, quién se hará ilusiones sobre la gravedad del mal que se comete profanando el día del Señor?
Mas no solamente se prescribe el descanso en los Domingos y días festivos, sino también la asistencia a la santa Misa, y para hacerlo con fruto, cumpliendo verdaderamente el precepto de la Iglesia, se requieren cuatro condiciones: respeto, atención, devoción e integridad. Diremos algo de esta última.
La Misa se ha de oír entera, y siempre será culpa, llegar a ella después de empezada, si esto es por propia negligencia. - "La Misa es sobrado larga", decía una vez cierto sujeto al Obispo de Amiens; pero este contestóle: "No es la Misa sobrado larga, sino vuestra devoción sobrado corta". - De siete días uno, y de veinticuatro horas, una a lo sumo, es lo que el Señor exige para asistir al Santo Sacrificio, y aún os parece demasiado? No pensaban así nuestros padres en la fe, a los cuales nada, ni aun las persecuciones más violentas, les retraían de asistir a los santos Misterios. Una virgen cristiana, llamada Anisia, dirigíase a la iglesia un día de fiesta, en tiempo de Diocleciano. "Alto ahí! A dónde vas?" gritale un soldado pagano. La joven se santigua, y sigue su camino; pero el sodado se arroja sobre ella, diciendo: "Respóndeme, quién eres, a dónde vas?" - "Soy una sierva de Jesucristo, contesta, y voy a la casa del Señor". - "Si?" repuso el soldado, "pues ya te quitaré las ganas de ir allá", y empuñando su arma, hundióla en el seno de la santa virgen, mártir de la observancia del Domingo.
Qué ejemplo y qué vergüenza para muchos cirstianos!

Vea también: Unsere Liebe Frau vom Sonntag = Nuestra Señora del Domingo

miércoles, mayo 03, 2006

Adelante! Con Maria Madre y la Cruz!

Con Maria Madre y la Cruz salvaremos al mundo.
Oh Maria, Imaculada Reina del Universo! Triunfad y reinad!

ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, Hijo del Eterno Padre, muerto en Cruz para darnos Vida y Salvación, haz que el Espíritu Santo habite en nuestros corazones y recibamos la luz de tus Mensajes.
Concédenos que la Reina de Cielos y Tierra, Madre tuya Santísima, sea nuestra Defensora en esta HORA DEL PODER DE LAS TINIEBLAS.
Oh Maria Madre! Nos has llamado a formar en tus Unidades. Seremos fieles y aguerridos soldados tuyos. Combatir bajo tu Bandera es hacer temblar al enemigo. El teme la Majestad de tu Mirada y el vigor de tu Brazo.
Refleja en nosotros tu luz y tu fervor y haz que te asemejemos.
Oh Maria Madre! Sé la salvación de tu pueblo.
Así sea.

Luz e Amor - Paz e Bom

martes, mayo 02, 2006

Trois Epis, Alsacia

En Trois Epis (Francia), el 3 de mayo de 1491, se aparece a Thierry Schoeré, que iba de camino a Niedermorschwihr para comprar grano. Tenía la Virgen en su mano derecha tres espigas (trois epis) y en la izquierda un tallo helado. Le dijo:
"Los habitantes de esta comarca ofenden y hieren el Corazón de Dios con sus pecados, diles a todos que hagan penitencia y se conviertan. De otro modo, las heladas arruinarán sus mieses y árboles". Las tres espigas y el tallo de hielo son como símbolos del bien y del mal, según se conviertan o sigan pecando, como diciendo que la abundancia de las cosechas es un regalo de Dios y su pérdida de un castigo por los pecados.
El vidente decidió no hablar por miedo a que no le creyeran y se rieran de él. Compró en el mercado un saco de grano y trató de cargarlo en su caballo, pero le fue imposible por su gran peso. Tampoco otras personas pudieron mover aquel saco... Entonces, él pidió perdón a Dios y les contó a todos lo que le había dicho María. Después de contarlo todo, pudo cargar el saco. Le creyeron y edificaron allí, donde se había aparecido la Virgen, una pequeña Iglesia. El Papa Alejandro VI, en una bula del 1500, elogió el santuario de Trois Epis, reconociendo su culto.

Ver también: Drei Ähren - Trois Epis

Himno de Acción Católica - Sección Femenina

Adelante! Jesús nos reclama;
levantemos en triunfo su Cruz,
el ardor de la fé nos inflama;
pasaremos igual que una llama,
proyectando en el mundo su luz.
Juventud, por guión la pureza,
que ninguna se sienta incapaz,
El escudo de la fortaleza
escondido entre olivos de paz.
Juventud, somos ansias de gloria,
Resplandor que quedó del Tabor;
Con nosotras está la victoria.
No a morir, a vencer por amor.
Juventud, otra vez en campaña;
soldados de Cristo, ejército fiel;
Sólo suya será nuestra España,
Todas las cosas restaurando en El.