sábado, julio 17, 2010

La Iglesia de Wies, Alemania, Iglesia de peregrinación del Salvador Flagelado

La Iglesia de Wies, fundada como Iglesia de peregrinación del Salvador Flagelado en Wies, concebida como la unión de los fuerzas básicas unidas en unión afortunada: la de la adoración al Salvador Flagelado, la cual se extendió rápidamente en el siglo XVIII, y la del espíritu de una obra de arte completamente acabada, en la cual el rococó llegó a su punto máximo de florecimiento.
El padre Magnus Straub y el Hermano Lukas Schweiger costruyeron en el año de 1730, en el convento de la orden de los Premonstratenses de Steingaden, para la en aquellos tiempos acostumbrada procesión del Viernes Santo, un "Salvador Flagelado" con trozos de diversas figuras de madera, le forraron las articulaciones con lienzo y lo pintaron. Pero ya que esta estatua cubierta de sangre y heridas causó mucha compasión en el pueblo creyente, a causa de la "extrema seriedad", la dejaron a un lado y a partir de 1734 se encontró olvidada en el ático del patrón del convento de Steingaden, Jeremías Rehle. El 4 de marzo de 1738 la madrina del patrón, la campesina Maria Lory se llevó al Señor Flagelado a su patio y le dedicó una gran adoración a esta imagen. Durante la oración de la tarde del 14 de junio de 1738 ocurrió el "Milagro en la Wies": "En ese momento, el 14 de junio, el domingo por la tarde y al domingo siguiente palpó varias gotas de lágrimas en la cara de la figura, las cuales ella misma mantenía" (Gnadenblum 1746, pág. 24). Este milagro de lágrimas fue el comienzo de la rápida propagación de un gran movimiento de peregrinación.
La pequeña capilla de campo, construída en el año de 1740, así como también la casa alargada de madera dejaron pronto de ser suficientes para acoger a los muchos peregrinos. Nació así la Iglesia de Wies. La imagen de gracia del Salvador Flagelado se convirtió en el contro de una peregrinación con dimensiones europeas.
En el librito "Real Origen y Avance de la peregrinación del Salvador Flagelado en Wies" del año 1779, escribe P. Benno Schröfl, sacerdote de peregrinación en Wies, "Qué más decir de este flujo de gracia, que ya atraviesa a Europa toda, ya que inclusive han venido peregrinadores de Petersburgo en Rusia, de Gotenburgo en Suecia, de Amsterdam en Holanda, de Copenhagen en Dinamarca, de Cristianenburgo (hoy Oslo) en Noruega, de Nimes en Francia y de Cádiz en España? Qué otras provincias Alemanas u otros Reinados limítrofes debo nombrar? (Finkenstadt T. y H.: La peregrinación a Wies, Regensburg 1981, pág. 150).
La peregrinación ha seguido vivaz hasta hoy. En medio de los muchos visitantes del mundo entero, un millón anual, encontramos al orador silencioso. También las peregrinaciones tradicionales de las regiones adyacentes y lejanas experimentan una profunda reanimación, y se han creado nuevas peregrinaciones como por ejemplo la peregrinación de jóvenes de la región Weilheim-Schongau, a través de la cual vienen unos 2000 jóvenes a Wies.
El arte del Rococó en la Iglesia de Wies alcanzó una perfección única. El trabajo hecho por los hermanos Doménico y Juán Bautista Zimmermann, de Wessobrunn, fue reconocido por la UNESCO, la Organización e Cultura de las Naciones Unidas, como patrimonio cultural del mundo y ha encontrado, gracias a ello, en estos días un amplio elogio internacional.
A pesar de la aparente ligereza del rococó, la Iglesia de Wies está marcada por una profunda inherencia y por grandes temas teológicos: en el centro se encuentra el Salvador Flagelado, Jesucristo, El Hijo de Dios, quien entregó su vida por nosotros los hombres y se la ofreció a Dios Padre; de allí surge salvación, bendición y la Gloria del Cielo. La suma de esta teología se encuentra en la oración después de la conversión en la misa, en la cual se expresa el centro de nuestra fé cristiana: "Oh Señor, tu muerte anunciamos (El entregado Salvador Flagelado) y tu resurrección (El Señor en el trono sobre el arco iris, resucitado y esperado a regresar a tierra), celebramos hasta que vengas en Gloria" (trono y puerta a la eternidad).
Doménico Zimmermann entonó una canción alegre en Wies, la canción del amor y de la compasión del Salvador Flagelado en Wies". (Satzger, A., Die Wies, Türbingen 1975, pág. 43).
El mundo entero viene a Wies. En su testimonio artístico y en su centro teológico, la iglesia de Wies encierra en sí la gran fuerza que da a las personas que se interrogan en busca del sentido de la vida y de orientación en nuestros días, una completa y agradable respuesta a todos los sentidos, al espíritu y al alma en la vivencia de la "Buena Nueva de Wies".
El envejecido aparejador Doménico Zimmermann no podía separarse de su más linda y madura obra, de su Wies. Hasta su muerte vivió en la casa construída por él, bajo la iglesia. Como agradecimiento por el trabajo ejecutado donó un cuadro exvoto pintado por él mismo, que representa al piadoso maestro arodillado frente al Salvador Flagelado (firmado D.Z. Exvoto A. 1757).
Cada peregrino y cada visitante queda feliz de la exquisitez y armonía de la maravillosa canción que Zimmermann entonó con la construcción de la Iglesia de Wies. Y si el visitante a la iglesia experimenta en el gran cuadrison de arte y teología, de luz y música, toda la belleza de Wies, puede experimentar lo mismo que el propietario de la iglesia, abad Mariano II Mayer expresó de esta manera:
Hoc loco habitat fortuna, hic quiescit cor.
Aquí vive la fortuna, aquí encuentra el corazón descanso.
A todas las personas que visitan nuestra "bella Wies", les deseo de todo corazón que experimenten una sensación de felicidad y paz interna.
Georg Kirchmeier, párroco de peregrinación y guardián devoto de la Iglesia de Wies.

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